También este año llegó el Día de la Madre, el domingo 8 de mayo. Un día para celebrar a la propia madre, quizás pasando un tiempo extra con ella, honrándola con un pequeño regalo. Una ocasión comercial que, sin embargo, ha tomado el sabor de una oportunidad para ser noticia y opinar sobre la maternidad. Pero con el tiempo, este concepto se ha estereotipado, distorsionado y malinterpretado con demasiada frecuencia. Aprovechemos la oportunidad de este día para reflexionar sobre el tema.
Cada Día de la Madre
Si el 8 de mayo es el Día de la Madre, debería celebrar todo tipo de maternidad (sana). Sin embargo, no siempre es así. A menudo se ven publicaciones en las redes sociales, declaraciones y editoriales en las que se recitan frases como «Los mejores deseos para todas las madres que realmente son… que lo han sacrificado todo por sus hijos…» bla, bla, bla. Las mujeres que merecen ser celebradas parecen estar estereotipadas y confinadas a un papel estandarizado. Pero sobre todo, viejo y mortificante. Se puede ser madre de muchas maneras. Porque al fin y al cabo, madre no significa mártir.
La maternidad es un concepto subjetivo y personal
Hemos crecido con… modelos anticuados de maternidad. En la narrativa común, el objetivo principal de la mujer es formar una familia. El trabajo y las pasiones son algo secundario. La maternidad fue retratada durante siglos como el único pensamiento permisible que una mujer podía tener, sin culpa. ¿Cuántas mujeres han dejado de trabajar para ser «buenas madres»? ¿Cuántos han dejado de permitirse un determinado tipo de vestimenta para adaptarse mejor al papel?
La maternidad, en cambio, debe ser una experiencia positiva y enriquecedora, que debe vivirse como uno quiera. Lo importante es establecer una relación sana y cariñosa con el niño, ¿verdad? Sin embargo, por desgracia, la presión de la sociedad desencadena mecanismos de autoacusación y culpabilización en las nuevas madres, que con el tiempo se introyectan y se convierten en algo «natural». En las redes sociales, no faltan las púas, los juicios y las valoraciones sobre cómo debe afrontar una persona el delicado tema de ser madre
Intentemos dar algunos ejemplos.
Dos ejemplos de madres mártires
Hemos crecido con una imagen bien definida del papel materno. Un modelo afectuoso, presente pero también extremadamente martirizado. Hablando como millenial, recordamos bien los dramas que veía cada noche con mi familia cuando era niño. En particular, La vida según Jim y Todo en familia. Nos encantaron, nos mantuvieron muy entretenidos. Viéndolo ahora, algo no cuadra.
Vamos por puntos. Empecemos con La vida según Jim, el título ya lo dice todo, ¿no? Habla de una familia que tiene que vivir «según Jim», complaciendo así la visión masculina. Jim no es malo, sólo es el clásico hombre blanco que no mueve un dedo para ayudar en la casa y que necesita que su mujer limpie el desorden. Cheryl en cambio… no trabaja y rara vez sale, la suya es una existencia dedicada al cuidado de la casa y de su prole. Una buena madre, se podría decir. Claro que sí, la cuestión es que su vida se basa únicamente en el papel que desempeña para sus hijos y su marido, no hay nada que sea todo suyo.
La otra serie de televisión que era popular en la época es, como se ha mencionado, All in the Family. Aquí vemos a Janet, madre y esposa, conseguir un importante trabajo. La noticia en casa es recibida con decepción; su marido está claramente en contra. Cuando la mujer pierde su trabajo, su marido la consuela haciéndole ver que su lugar siempre ha sido el hogar, con sus hijos, que ahora puede dejar de «descuidar». Esto puede parecerte normal, pero no lo es.
Nuevos modelos y perspectivas para un Día de la Madre más justo
Afortunadamente, las cosas están cambiando. Poco a poco empiezan a surgir nuevos modelos de maternidad. Desde Kim Kardashian, que tiene hijos y sigue siendo una empresaria y femme fatale, hasta Rhianna, que está revolucionando la ropa de maternidad y el embarazo en general. Esto no las convierte en madres perfectas, pero ciertamente no las hace menos dignas o valiosas. Estos primeros ejemplos de madres disruptivas están preparando el camino para una esperanza más libre de la maternidad. ¿Aspiran a la perfección? No, sino a la felicidad y a la realización personal y familiar al mismo tiempo.
Por supuesto, las madres siguen estando en el centro de la polémica cada vez que se desvían del papel que la sociedad ha cosido para ellas. Sólo hay que ver el ejemplo de Chiara Ferragni, que a menudo es señalada en Instagram como una «madre despreciable» porque muestra su cuerpo o se aleja de sus hijos por cuestiones de negocios. ¿Madre del año? Quién sabe, tal vez no. Lo cierto es que este tipo de maternidad también es legítima y merece respeto. Las redes sociales, y la opinión pública en general, tienden a poner una carga de 100 sobre los hombros de las nuevas madres, que hacen suyas las palabras que escuchan desde fuera.
¿Qué significa ser madre?
Cada persona puede atribuir un significado diferente a ser madre. No existe una definición única e inequívoca que dicte cómo debe afrontar la vida una mujer una vez que ha dado a luz a sus hijos. La maternidad es una cuestión muy delicada y personal y cada mujer tiene derecho a vivirla a su manera, respetando y protegiendo a sus hijos. Al fin y al cabo, lo importante es proporcionar a los hijos el cuidado y la atención que necesitan para crecer queridos y en un entorno positivo. El trabajo, el cuidado personal, el deseo de viajar o de cultivar las propias pasiones son cosas a las que nadie debería renunciar. Sobre todo porque una madre satisfecha y feliz sólo puede aportar positividad y serenidad a la relación con su hijo y a la familia en general.
El Día de la Madre debería ser una celebración de los diferentes tipos de maternidad, de las difíciles decisiones que toma cada mujer por su propio bien y el de su familia. Pedir una mayor participación de los padres, exigirles que elijan libremente cómo gestionar su vida y su relación con la prole, no deberían ser problemas, sino gestos cotidianos, sencillos y habituales.
Presiones externas y el juicio de los demás
Ser madre es un proceso complicado y delicado, lleno de cambios tan aterradores como hermosos. La vida de una mujer que da a luz cambia y cada una debe tener derecho a elegir cómo vivir ese momento. Cada persona tiene diferentes prioridades, necesidades, posibilidades, privilegios, sueños y ambiciones. Esto también se aplica a las madres. La maternidad no debe anular a la persona ni borrar todos los demás aspectos de la vida de una nueva madre
Pero, desgraciadamente, el miedo a ser juzgada, la presión social y todos los mecanismos interiorizados dificultan vivir la maternidad con libertad. La vuelta al trabajo se ve a menudo como una falta hacia el bebé, con la culpa y los miedos asociados. Salir con los amigos, dejar a los hijos e hijas en casa, aún peor. Casi parece una afrenta a la posición de una madre buena y responsable. Estos son sólo ejemplos.
En cambio, las madres deben ser libres de elegir cómo abordar la maternidad, sin presiones, centrándose en su propio bien y en el de sus hijos, para garantizar el mejor clima para que crezcan. Los límites y las imposiciones sólo estresan y frustran. Las mujeres con hijos tienen las mismas necesidades que las que no tienen hijos, o que no quieren tenerlos
Soñamos con un Día de la Madre sin juicios de valor, como una forma de celebrar el afecto y la vida. No como una ocasión más para recordar a las mujeres cómo desempeñar ese papel, de forma rígida y estereotipada. Se acabaron las madres «A» o «B» basadas en elecciones personales. Sólo un día para abrazar a mamá y desearle lo mejor.