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«Esta cuarta victoria consecutiva nuestra es la más importante, porque ganamos el poder contra una oposición que se había aliado. Todos se aliaron y aun así ganamos. También ganamos internacionalmente contra el globalismo. Contra Soros. Contra los medios de comunicación europeos. Y también contra el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky» Viktor Orban
No han hecho falta los constantes ataques a Europa en los últimos años, las cuestionables reformas de su Gobierno y las posiciones poco claras ante Putin y la guerra de Ucrania para que el primer ministro saliente, Viktor Orban, en Hungría, perdiera las elecciones.
Aunque los últimos sondeos mostraban a la oposición en alza, al final el soberanismo orbaniano se impuso una vez más, asegurando al primer ministro húngaro saliente un cuarto mandato consecutivo con el 53% de los votos a favor.

Viktor Orban es desde hace años un rostro conocido en la escena política internacional, sobre todo por sus posiciones antieuropeas y sus reformas, que según la propia Bruselas violan a menudo los derechos humanos.
Cómo olvidar la ley homófoba y transfóbica aprobada en junio de 2021, que sigue restringiendo el acceso de los jóvenes a la información sobre transexuales, bisexuales, gays y lesbianas.
Esta ley viola los derechos a la libertad de expresión, a la no discriminación y a la educación, hasta el punto de que un mes después la UE inició un procedimiento de infracción contra Hungría.
En enero de 2021, sin ninguna consulta, el gobierno de Orban suprimió la Autoridad para la Igualdad, un organismo creado para proteger los derechos humanos, transfiriendo sus funciones a la oficina del Comisario de Derechos Fundamentales.
En septiembre de ese mismo año, la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos recomendó rebajar el estatus del Comisionado de «A» a «B», de acuerdo con los Principios de París, ya que la oficina no se había comprometido ni había abordado todos los problemas de derechos humanos del país.

En los últimos años, Orban también ha apuntado a las mujeres, que sufren una discriminación de género sistemática que tiende a reforzar los estereotipos y a minimizar la importancia de la igualdad de género. Cómo olvidar el replanteamiento del gobierno húngaro del Convenio de Estambul, contra la violencia de género y la violencia doméstica, un convenio firmado por Hungría en 2014 y puesto en cuestión seis años después.
En noviembre de 2021, el Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos expresó su preocupación por la propagación de los discursos de odio racial contra los gitanos y otras minorías y por los delitos de odio.
Desde hace demasiado tiempo, las comunidades romaníes de Hungría sufren una discriminación continua, basta con pensar en los niños, hijos de familias romaníes que viven en la pobreza, que son separados de sus padres para ser acogidos por el Estado a largo plazo, a pesar de que esta práctica está prohibida por la ley húngara de protección de la infancia en el país.
Las categorías mencionadas no son las únicas que sufren una discriminación sistemática en Hungría. A esto hay que añadir las violaciones de los derechos de los refugiados, la violación del derecho a la intimidad, la libertad de expresión, la libertad de manifestación, asociación y reunión, o incluso la violación del derecho a un juicio justo.
Todo esto tiene un nombre y un apellido: Viktor Orban.

Viktor Orban, rey de las contradicciones y la soberanía
Viktor Orban puede ser descrito como el Rey de las Contradicciones, y se necesita muy poco para entenderlo.
Viktor Orban, que hoy es el máximo exponente del soberanismo europeo, fue en su juventud secretario de la organización comunista KISZ y gracias a una beca donada por la fundación de George Soros, su archienemigo, pudo cursar estudios políticos en Oxford, estudios que nunca completó.
Gracias a Soros, Viktor Orban también pudo permitirse la primera máquina Xerox, con la que imprimió por primera vez el Szàzadvèg, la orden de propaganda del FIDESZ, el partido fundado por Orban el 30 de marzo de 1988 y que hoy le corona por cuarta vez como Primer Ministro de Hungría.
Parece imposible de creer, pero incluso antes de convertirse en amigo de Putin, firme defensor de las fronteras cerradas y de las reformas contra los inmigrantes, Viktor Orban era un firme promotor de la sociedad abierta, de los derechos civiles y de la Unión Europea, tanto que consiguió que Hungría entrara en la OTAN y tanto que se le considera el artífice de la entrada de su país en la UE.

En 1990, poco después de la caída del Muro de Berlín, Viktor Orban decidió no terminar sus estudios en Oxford, sino volver a casa y presentarse como candidato al Parlamento con su partido Fidesz, obteniendo el 8,8% de los votos y asegurándose el primer escaño de su carrera política.
Ocho años después, con 35 años, se convirtió en Primer Ministro de Hungría por primera vez, con su partido Fidesz lanzado con el 29,4% de los votos.

Al no convencer al electorado, a pesar de la entrada de Hungría en la OTAN, tendrá que esperar otros ocho años antes de volver a tomar las riendas del país. En 2010, con un resultado récord del 52,7% de los votos, fue elegido de nuevo primer ministro y esta vez cumplirá tres mandatos consecutivos, ganando su cuarto mandato el 3 de abril de 2022 a costa del líder de la oposición unida, Peter Marki-Zay.

Hay una sombra de fraude sobre la votación, también porque Orban tenía de su lado un sistema que ciertamente le favorecía, un sistema formado por una intersección perfecta entre el poder y los medios de comunicación, por no hablar del voto de los húngaros en el extranjero, un voto tan anómalo que llevó a la OSCE a iniciar una vigilancia intensiva.
Según la ONG Hungarian Civil Liberties Union, en varias ciudades húngaras se produjeron irregularidades durante el proceso de votación. Según los activistas de la ONG, las administraciones locales de varias ciudades organizaron autobuses para llevar a los ciudadanos a las urnas. Además, varios periodistas han informado recientemente del descubrimiento de papeletas electorales quemadas en una región de la minoría húngara en Rumanía.
Por ello, la OSCE ha enviado, por primera vez, 200 observadores para supervisar el desarrollo de las elecciones en un país miembro de la UE.

En definitiva, existen todos los ingredientes para escuchar más sobre Viktor Orban, empezando por sus declaraciones realizadas inmediatamente después de su victoria en las últimas elecciones, en las que el líder húngaro también apuntó al presidente Zelensky, tachándolo de opositor después de que el presidente ucraniano le pidiera a Hungría que adoptara una postura clara contra la invasión rusa de Ucrania.
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